Por Claudio Gregoire, psicólogo, Master en tecnologías de apoyo, accesibilidad y diseño universal y asesor en accesibilidad para los productos y servicios de AltaVoz.
Internet se ha transformado en un mundo paralelo, con reglas, lenguaje, y formas propias, que lo hacen más que un espejo de nuestra realidad. Pero este nuevo mundo puede tener los mismos vicios que el lugar donde vivimos.
Tal como la calidad de nuestras calles, edificios, o carreteras, que en ocaciones pueden impedir u obstaculizar el libre tránsito para todos, en la web también existen ciertas malas prácticas que impiden u obstaculizan el que un sitio web pueda ser utilizado por todos. A esto se le llama accesibilidad, que no es otra cosa que la correcta construcción de un sitio o aplicación, para que estos puedan ser disfrutados, independientemente del dispositivo, o de las características de sus usuarios.
Buenas prácticas
El consorcio W3C norma las características que debe tener un sitio web para que este sea accesible, sobre todo para personas en situación de discapacidad. La accesibilidad beneficia sobre todo a personas en situación de discapacidad, que por sus características deben en ocasiones utilizar herramientas adicionales para navegar por internet, como lectores de pantalla (para personas ciegas), o adaptaciones específicas, como subtítulos, o lengua de señas en vídeos (para personas sordas).
No solo estos ejemplos bastan para que sitios y aplicaciones sean accesibles. Utilizar un lenguaje sencillo (para personas con alguna discapacidad intelectual), o que el mismo usuario pueda interactuar con ajustes específicos para acomodarse a sus características pueden estar dentro de estas buenas prácticas de diseño universal.
En resumen, un sitio web o aplicación accesible es aquel que contempla la diversidad de usuarios que, puede, o debe tener, y les ofrece todas las comodidades y requerimientos, para una mejor experiencia de uso.
Lamentablemente, la accesibilidad, no está normada desde Internet, solo existen recomendaciones (como las de la W3C), y su respeto depende de las leyes de cada país, por lo que, aún hoy en día, es muy alto el porcentaje de sitios o aplicaciones muy poco accesibles. Por fortuna, los países desarrollados están tirando fuerte el carro para que todos puedan cumplir con los estándares para una web para todos.